TRUFA – Living Lab de Cataluña

Breve descripción del Living Lab y diagnóstico

El Living Lab («Cataluña Trufa Living Lab«) tiene como objetivo aportar soluciones al sector productivo, mediante la creación de un espacio de innovación e investigación abierta que permita de forma transversal entre investigadores, técnicos, productores y la administración, testar iniciativas que permitan crear modelos de gestión para adaptarnos al cambio climático. En este contexto, es un proceso vivo, abierto y flexible que se adapta en el tiempo a las necesidades y oportunidades que se detectan de forma conjunta con el sector.

El desarrollo de la innovación de forma coparticipada se ha realizado principalmente en tres zonas diferenciadas de actuación en las provincias de Lleida y Tarragona:

Forest de Sant Marc (Lleida), con un enfoque más forestal pensando en la recuperación de la producción silvestre.

Parcela experimental de Maials (Lleida), con un enfoque pensando en su cultivo.

Parcela experimental de Esblada (Tarragona), con un enfoque pensando en su cultivo, pero de aplicabilidad en el ámbito de la producción de trufa silvestre.

El Living Lab fue localizado en estas tres zonas por distintas razones, entre las que destacan (1) la provincia de Lleida, además de su potencial para la producción de trufa silvestre, lidera el sector en superficie cultivada de trufa negra en Cataluña, con el 71% del total (Fuente: DARPA, Generalitat de Catalunya) y representó el 70% del total de trufa exportada de Cataluña en 2021 (Fuente: Cámara de Comercio de Barcelona); (2) Se trata de dos zonas experimentales situadas en terrenos de propiedad pública, la de la «Forest de Sant Marc» propiedad de la Generalitat de Catalunya y la de Maials propiedad de la Diputación de Lleida. En el caso de Esblada se tuvo en cuenta el interés por parte de la Asociación de Productores de Trufa de Cataluña en su implantación; (3) El apoyo de las administraciones públicas a la realización de ensayos de innovación con vocación de servicio público y de transferir los resultados al sector productivo; (4) La colaboración activa de la Asociación de Productores de Trufa de Cataluña (PROTOCAT) con la que se plantean ensayos de forma coparticipada; (5) La importante representación de empresas comercializadores en la provincia.

Durante los meses de primavera y verano de 2024 se identificaron los agentes clave del territorio y, principalmente junto con la asociación de productores, se propuso como acción prioritaria para desarrollar en este living lab la realización de ensayos que permitan crear modelos de gestión para adaptarnos al cambio climático.

Desde el sector productivo, trasladan las necesidades de investigación en el manejo del riego inteligente (Sensorización), de la poda, del pastoreo y de la utilización de acolchados.

 

Imagen aérea de "Sant Marc" con dos plantaciones de encinas truferas y el encinar con una reducción del número de pies por hectárea para favorecer el desarrollo de la trufa negra y su localización
Imagen aérea de la parcela de ensayo de Maials y su localización
Imagen de la parcela de ensayo de Esblada y su localización

Acción en el territorio

Los ensayos se diseñan de manera conjunta con la Asociación de Productores de Trufa de Cataluña (PROTOCAT), el Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Cataluña (CTFC), la Universitat de Lleida (UdL), el Centro de Investigación en Agrotecnología (Agrotecnio), con la colaboración y el apoyo de la Diputación de Lleida y el Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de del Gobierno de Cataluña.

Cada vez hay más interés en establecer plantaciones de trufa en terrenos considerados marginales o poco productivos, como antiguos pastos abandonados o pequeños campos agrícolas en desuso dentro de zonas boscosas. Este es precisamente el caso de la zona de estudio en la “Forest de Sant Marc” (Lleida). Apostar por la forestación con plantaciones de trufa negra puede ser una buena estrategia para recuperar los paisajes en mosaico típicos del Mediterráneo, ayudar a reducir el riesgo de incendios forestales y, además, generar una fuente de ingresos en el medio rural. En la «Forest de Sant Marc» (Lleida), se están testando el uso de acolchados en una forestación de Quercus ilex inoculados con Tuber melanosporum en antiguos pastos abandonados enclavados en un encinar. Se pretende testar el efecto de los acolchados para evitar la competencia herbácea y el mantenimiento de la humedad en el suelo con el objetivo de favorecer el crecimiento de los árboles y el desarrollo de la trufa negra. También se realizarán podas con el objetivo de favorecer el sombreo de los quemados productivos, sobre todo en la parte de mayor insolación en la zona sud de los árboles.

 

Imágenes de los acolchados de color blanco y de la formación de los típicos quemados producidos por el efecto alelopático de la trufa negra (ausencia de vegetación en torno al árbol) en la plantación de Sant Marc.

En la «Parcela Experimental de Maials» (Lleida), se pretende mejorar la eficiencia en el riego mediante la sensorización con sensores de humedad y temperatura del suelo y la aplicación de tres dosis de riego en una plantación en fase productiva. La mejora de la eficiencia conlleva una mayor sostenibilidad ambiental y económica.

 

Imágenes de la sensorización de la parcela experimental de Maials (Lleida) para la optimización de las necesidades de riego, mediante sensores de temperatura por infrarrojos para estimar el estado hídrico de las plantas y sensores de contenido de humedad y de potencial hídrico en el suelo (Izquierda). Imagen de la estación meteorológica ATMOS 41 para la medición de 12 variables climáticas (Derecha).
Instalación de sensores de potencial hídrico en el suelo (Teros 21) y sondas de humedad (Teros) y de temperatura del suelo.

En la «Parcela Experimental de Esblada» (Tarragona), se ha implantado un estudio para determinar el efecto de la intensidad de poda en el desarrollo de la producción de trufa negra en una plantación en producción. La poda de los árboles en truferas silvestres y en plantaciones es una práctica habitual, realizada para limitar el vigor y crecimiento rápido de los árboles y corregir defectos estructurales. Sin embargo, todavía plantea muchas dudas, especialmente en cuanto a la intensidad recomendada a la que debe aplicarse, para no alterar la relación simbiótica, lo que podría revertir en problemas de desarrollo y la producción de T. melanosporum.

La incorporación de métodos no destructivos, como el escaneado LiDAR y la medición de variables fisiológicas en respuesta a los tratamientos, ofrece una oportunidad para monitorizar la reacción de los árboles truferos y correlacionar la intensidad de poda con el desarrollo del hongo. Esto permitiría afinar las estrategias de poda más adecuadas.

Además, la intensidad de poda realizada y la forma de la copa pueden influir en la cantidad de luz que incide sobre el quemado, modificando el contenido de humedad del suelo, otro factor clave para la producción de trufa.

El estudio contempla tres niveles de poda para un total de 60 árboles (20 para cada tratamiento):

      1. Control (sin poda)
      2. Poda de intensidad moderada (reducción del 20-30% de la copa)
      3. Poda de intensidad alta (reducción del 40-50% de la copa).

 

Tratamiento de poda moderada (20-30% volumen retirado) en un árbol de Q. ilex productor de T. melanosporum en la finca experimental de Esblada (Tarragona). Antes de la poda (foto izquierda) y después de la poda (foto derecha).