La gestión forestal adaptativa, clave frente al cambio climático y los productos forestales no madereros

El pasado 17 de octubre, la Universidad de Lleida acogió la jornada “Adaptación de la gestión forestal al cambio climático y los productos forestales no madereros”, organizada en el marco del proyecto IMFOREST.

Durante la sesión, investigadores, administraciones y representantes del sector forestal coincidieron en que el cambio climático está transformando la producción de setas, piñones, castañas, resinas y otros PFNM, recursos esenciales para las economías rurales y la gestión sostenible de los montes.

Los expertos reclaman vincular productos, mercados y certificación sostenible para reforzar las economías rurales y conservar la biodiversidad .

 

Jaume Minguell Garriga, director general de Bosques y Gestión del Medio, del Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación dio la bienvenida a la jornada destacando la transición hacia nuevas iniciativas futuras y puso en valor el potencial social, cultural y económico del bosque mediterráneo, así como el valor oculto de los PFNM para dinamizar las economías locales.

Francesc Cano (Centro Tecnológico Forestal de Catanlunya) destacó la importancia del trabajo conjunto entre los socios del proyecto y lamentó los cambios en los modelos de financiación forestal en comunidades como Aragón o Cataluña. Subrayó también la necesidad de vincular los productos forestales y sus mercados en torno a los PFNM.

Sobre el impacto del cambio climático en los productos forestales no madereros, Mariola Sánchez (ICIFOR-INIA, CSIC) presentó proyecciones climáticas elaboradas con el modelo EC-Earth3-cc y advirtió que el cambio climático afectará significativamente la disponibilidad de PFNM. Recomendó fomentar la diversidad genética y de especies, las plantaciones estratégicas según zonas climáticas y la recolección sostenible como medidas de adaptación.

Por su parte, Ángel Ponce, Investigador en Micología de CTFC recordó que un millón de personas recolectan setas cada año en los bosques catalanes, generando un notable impacto económico. Subrayó que la gestión forestal adaptativa mejora la producción micológica al reducir la competencia por el agua e identificar patrones de fructificación que pueden aumentar la productividad.

En cuanto a productos específicos, Mariola Sánchez explicó que el piñón sufrirá impactos desiguales según el escenario climático, con descensos en bosques maduros y aumentos en nuevas plantaciones periféricas. Rocío Gallego (Cesefor) abordó la situación de la castaña y la resina, resaltando su alto valor ecológico y cultural, su vulnerabilidad frente al estrés térmico e hídrico, y la necesidad urgente de una gestión adaptativa y cartografía reproducible para priorizar su conservación.

En la mesa de diálogo final, Juan Luis Abián (Centro de la Propiedad Forestal de Cataluña), solicitó una legislación forestal más flexible y adaptativa que evite la pérdida patrimonial y fomente la recuperación de zonas abandonadas. Joan Rovira (Consorcio Forestal de Cataluña) advirtió sobre la pérdida de diversidad y la incertidumbre para los propietarios, defendiendo que la gestión forestal influye más que el propio clima en los efectos del cambio climático, e instando a promover una selvicultura adaptativa y activa.

Marta Salvador (PEFC España) subrayó el papel de la certificación forestal PEFC para promover la gestión sostenible y mitigar el cambio climático, garantizando la trazabilidad de los PFNM y reconociendo el esfuerzo del sector forestal. “La clave está en la gestión activa y sostenible de los bosques”, resumió.

Finalmente, Josep Mª Serentill (FETRUSE) reivindicó la organización del sector forestal y la creación de sinergias entre productos, con el objetivo de “producir más y mejor, visibilizando el trabajo forestal a medio y largo plazo”.

En la clausura, Mariola Sánchez, reconoció la complejidad de aplicar la gestión adaptativa dada la diversidad de productos, e insistió en la importancia de reforzar la cadena de valor vinculada a la creación de empleo y población rural. Por su parte, Jordi Graell (Universidad de Lleida) reivindicó el papel de las universidades en el desarrollo y la innovación del sector forestal y agrario.

En conclusión, los expertos y expertas coincidieron en que la gestión forestal adaptativa es clave para conservar el patrimonio y la biodiversidad, mientras que la certificación forestal PEFC constituye una herramienta esencial para garantizar productos sostenibles y fomentar una gestión activa del bosque que genere sinergias entre los diferentes PFNM y refuerce las economías rurales.