Leptoglossus occidentalis es una amenaza importante para el sector del piñón, afectando a la producción, el rendimiento de las piñas y a algunos avances como los modelos predictivos de cosechas. Controlarla es esencial para recuperar la producción, mejorar las rentas y generar empleo. A continuación, se muestran avances en la gestión fitosanitaria para combatir esta plaga.
Con respecto a los químicos, en España ya está autorizado el uso de Deltametrin 2,5% p/v. Este producto se usaba frente a otras plagas en piñonero y desde el IRTA, dentro del marco del Grupo Operativo Pinea, se ha investigado su eficacia contra la Chinche, obteniéndose resultados favorables.
La Universidad de Greenwich, la Universidad de California, la Universidad de Valladolid y el INIA han estudiado la síntesis de la feromona sexual Leptotrieno para trampas de seguimiento y captura masiva. Aunque se logró sintetizar y los resultados fueron positivos, se debe obtener su registro y reducir los costes para poder producirla a nivel comercial.
En Turquía, se estudian trampas que simulan el "Efecto invernadero" para capturar adultos de L. occidentalis, siendo efectivas, debido al uso de infrarrojos de la especie, y baratas de fabricar.
Desde el INIAV de Portugal, se han realizado pruebas con el insecticida Teppeki (50 % flonicamida), pero los resultados no han sido los esperados ya que los insectos se volvían resistentes y se generaban residuos en el piñón, entre otros. Además, con respecto al control biológico, se ha detectado un posible enemigo natural de Leptoglossus, Elomya lateralis.
Por último, el Instituto de Ciencias Forestales INIA-CSIC, en colaboración con el Servicio Territorial de Medio Ambiente de Valladolid, inició una línea de investigación centrada en la caída en la producción y rendimiento en piñón. Algunos de los avances de esta línea de investigación y de otros proyectos, dentro de las tres áreas clave de acción, han sido:
Para más información sobre Leptoglossus occidentalis y los trabajos mencionados, puedes consultar los siguientes enlaces y artículos:
Web del Proyecto Gopinea (II Simposio del Pino Piñonero 2022): https://gopinea.org/simposio/
Web de FAFCYLE (El piñón ibérico/plagas): https://www.fafcyle.es/gopinon/pinon-iberico/plagas/
Web MITECO; Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras: CEEEI
Calama, R., Gordo, F. J., Pardos, M., Madrigal, G., Pascual, S., Raposo, R., Elvira-Recuenco, M., & Mutke, S. (2020). Caídas en el rendimiento en piñón de las piñas de Pinus pinea L. y evidencias acerca de la causalidad de Leptoglossus occidentalis. Foresta, 78, 100-107.
Calama, R., Gordo, F.J., Mutke, S., Madrigal, G., Conde, M., Raposo, R., Elvira, M., Pardos, M. (2017). Variabilidad espacio-temporal en el daño asociado a Leptoglossus occidentalis en pinares de Pinus pinea de la provincia de Valladolid. Comunicaciones 7º Congreso Forestal Español.
Aunque el Leptoglossus occidentalis se ha postulado como el principal agente causante de las caídas de la producción de piña y piñón la ocurrencia frecuente en los últimos años de sequías prolongadas durante los meses de primavera y otoño, se considera un factor limitante a la producción de piña y piñón.
La vecería, entendida como la variabilidad interanual y sincrónica en la producción de piña, tiene un marcado carácter climático, como ha quedado evidenciado desde el trabajo inicial de Mutke et al. (2005), ampliado por Calama et al. (2016). Esto implica que el que un año tenga mayor o menor producción de fruto está íntimamente ligado con la precipitación acaecida en momentos fisiológicos clave. Teniendo en cuenta que todo el proceso de maduración de la piña abarca tres años, se ha demostrado que existe una alta correlación entre la producción de piña cosechada a partir de otoño del año t y la lluvia acumulada en los siguientes periodos:
Mayo y noviembre del año t-3: relacionada con la formación de las yemas y la diferenciación de las mismas en florales o no, el año antes de la emergencia de la flor femenina. De ser un año muy seco se formarán pocas yemas y la mayor parte de éstas se dedicarán a crecimiento vegetativo, emergiendo muy pocas flores femeninas al año siguiente.
Enero y diciembre de año t-2: periodo inmediatamente anterior a la emergencia de la flor femenina, donde la falta de lluvia puede inhibir la floración en yemas diferenciadas
Junio y septiembre del año t-2: inmediatamente después de la emergencia de la flor femenina, donde una sequía prolongada puede provocar la mortalidad de las flores femeninas recién emergidas
Enero y julio del año t: periodo de engorde de la piña, donde la ocurrencia de sequía puede derivar en piñas de muy pequeño tamaño, con escasa producción de piñón
Junto a estos factores la ocurrencia de heladas muy severas puede provocar mortalidad elevada en flores femeninas de primer año.
Los escenarios de cambio climático previstos para la región apuntan a una reducción severa en las precipitaciones primaverales y otoñales. Esto se va a traducir en severas reducciones en la producción de piña, que de acuerdo al estudio de Calama et al. (2019), puede alcanzar caídas de hasta el 40-50% en el escenario más severo (RCP 8.5). Esto puede provocar que en zonas donde actualmente la recogida de piña es rentable, las bajas producciones hagan que ya no sea rentable. Así mismo, se espera que la ocurrencia de años de buena cosecha (año vecero) sea cada vez menos frecuente. En ese sentido, mientras que hasta el comienzo del siglo XXI era frecuente una buena cosecha cada 5-6 años, la tónica habitual actual es de una buena cosecha cada 10 o más años.
La aplicación de una selvicultura adaptativa, basada en claras fuertes e intensas, puede mitigar en parte la acción del cambio climático sobre la producción de piña. La aplicación web y móvil PINEA_CLIMADAT, mejorada en el marco del proyecto IMFOREST, permite realizar estimaciones de la producción de piña bajo diferentes escenarios climáticos y supuestos de gestión, por lo que constituye una herramienta fundamental para adaptar los pinares de Pinus pinea al cambio.
Puedes consultar los trabajos mencionados para más información:
CALAMA, R., GORDO, J., MADRIGAL, G., MUTKE, S., CONDE, M., MONTERO, G., PARDOS, M. 2016. Enhanced tools for predicting annual stone pine (Pinus pinea L.) cone production at tree and forest scale in Inner Spain. Forest Systems, 25(3), e079. http://dx.doi.org/ 10.5424/fs/2016253-09671
CALAMA, R., CONDE, M., DE DIOS GARCÍA J., MADRIGAL, G., VÁZQUEZ-PIQUÉ, J., PARDOS, M. 2019. Linking climate, annual growth and competition in a Mediterranean forest: Pinus pinea in the Spanish Northern Plateau. Agr For Met 264: 309-321 https://doi.org/10.1016/j.agrformet.2018.10.017.
MUTKE S, GORDO J, GIL L, 2005. Variability of Mediterranean stone pine cone production: yield loss as response to climatic change. Agric For Met 132: 263-272. http://dx.doi.org/10.1016/j.agrformet.2005.08.002
La apicultura natural y regenerativa no se basa en la explotación de las abejas, sino en crear relaciones simbióticas con ellas y con todos los seres que cohabitan el paisaje. Entendemos la colmena como un organismo vivo integrado en un ecosistema complejo, donde la biodiversidad es la base de la salud.
No trabajamos con monocultivos ni campos estériles. Diseñamos paisajes funcionales y diversos: cultivos mixtos, especies autóctonas, plantas melíferas, árboles protectores, aromáticas y hongos saprótrofos o micorrícicos. Esta complejidad biológica —incluyendo líquenes, bacterias beneficiosas, insectos auxiliares, micelio en el suelo y cobertura vegetal— construye resiliencia frente al cambio climático, las enfermedades y la pérdida de polinizadores.
Los hongos, en especial, desempeñan funciones esenciales: algunos micorrizan las raíces de las plantas, mejorando su acceso a nutrientes; otros descomponen materia orgánica y activan ciclos minerales; y ciertos géneros incluso ayudan a modular la microbiota de las abejas y a degradar toxinas ambientales o restos de fitosanitarios, como ha evidenciado la investigación con Ganoderma applanatum o Fomes fomentarius.
Por eso, esta forma de apicultura no se limita a criar abejas, sino que regenera el territorio. Cada elemento —árbol, flor, hongo o insecto— es parte de una red que sostiene la vida. Las colmenas no son cajas aisladas, sino nodos activos en un sistema vivo que respira, florece y protege.
Y cuando se da la miel, se da con un profundo respeto. Porque la miel es también un acto de conciencia: el apicultor no solo cosecha un alimento, sino que asume la responsabilidad de entregar un producto puro, maduro y verdadero, sin alteraciones ni residuos, que nutre sin dañar. Es un gesto que educa y transforma: quien consume esta miel, recibe también un mensaje —que otro modelo de relación con la naturaleza es posible.
En la apicultura natural y regenerativa, no forzamos la salud desde fuera, sino que la dejamos emerger desde dentro: de la genética, la microbiota, el comportamiento y el paisaje. Fomentar la epigenética natural de Apis mellifera significa crear las condiciones para que las abejas regulen por sí mismas su biología y adaptación, sin suplementos ni manipulaciones. A través de la nutrición, la temperatura, el microbioma ambiental y las condiciones del hábitat, las abejas modulan la expresión de sus genes —especialmente en fases críticas como la cría, la longevidad de obreras o el comportamiento higiénico—. Este fenómeno, bien documentado en estudios epigenéticos recientes, permite que las colonias desarrollen rasgos resistentes sin alterar su ADN. No seleccionamos por productividad ni forzamos genéticas foráneas: dejamos que la abeja se adapte al territorio y no al revés. Además, restauramos las relaciones simbióticas del ecosistema. Por ejemplo, fomentamos la presencia de pseudoescorpiones (Chelifer cancroides. https://www.apiaristsadvocate.com/post/harnessing-the-feeding-power-of-pseudoscorpions ), antiguos habitantes de colmenares tradicionales, que actúan como depredadores naturales de Varroa destructor. Estudios recientes en colmenas de madera han demostrado que su presencia puede reducir significativamente la carga de ácaros sin necesidad de tratamientos químicos. No alimentamos con azúcar ni colocamos tortas proteicas. No estimulamos la cría artificialmente. Permitimos que la colonia aprenda a gestionar sus ciclos nutricionales, críe con miel real y polen diverso, y seleccione los linajes más aptos. Este proceso, aunque más lento a corto plazo, genera resiliencia real y duradera. Fomentar la epigenética natural no es solo un enfoque biológico: es un acto de respeto. Significa dejar de infantilizar la colmena para reconocer su capacidad de aprender, adaptarse y prosperar. En este modelo, la abeja no es paciente, ni máquina: es un ser soberano. Y nosotros, simplemente, acompañamos.
En nuestro modelo apícola, no utilizamos colmenas industriales tal como vienen de fábrica, pero tampoco las rechazamos de forma radical. Nos encontramos en una transición necesaria: hasta que el sector no ofrezca soluciones verdaderamente biocompatibles, trabajamos adaptando las colmenas convencionales con materiales naturales como paneles de corcho sin tratar, mantas de cáñamo, estructuras semienterradas o maderas más gruesas y coherentes con la fisiología de las abejas, buscando recrear lo más fielmente posible el microclima que encontrarían en un tronco vivo.
Esta adaptación es crítica porque las colmenas estándar, fabricadas habitualmente con maderas blandas como el pino o el eucalipto, no protegen a las abejas de los extremos climáticos. En verano, estas maderas acumulan calor y provocan una insolación excesiva, generando un ambiente tórrido en el interior que obliga a las abejas a abandonar sus funciones principales (cría, ventilación, defensa) para dedicar su energía a enfriar la colmena. En invierno ocurre lo contrario: la escasa inercia térmica de estos materiales hace que se pierda rápidamente el calor interno, obligando a la colonia a formar racimos de supervivencia que no son una estrategia natural, sino una respuesta extrema al estrés.
Estudios recientes, como el publicado en The Conversation en 2024 (“Honeybees cluster together when it's cold – but we’ve been completely wrong about why”) https://theconversation.com/honeybees-cluster-together-when-its-cold-but-weve-been-completely-wrong-about-why-218066, demuestran que ese comportamiento no es un mecanismo funcional de calentamiento colectivo, sino una manifestación de emergencia ante un entorno demasiado frío y seco. Es una señal de sufrimiento crónico que durante años se ha malinterpretado como normalidad.
Por eso, en nuestras colmenas, trabajamos para reducir esa carga fisiológica: mejor aislamiento pasivo, protección solar, respirabilidad de los materiales y libertad arquitectónica para que las abejas construyan el panal según su propio patrón. No usamos alzas por encima ni mallas excluidoras, y orientamos cada colmena teniendo en cuenta los vientos dominantes, las sombras del entorno y la gestión natural del calor.
No se trata de imponer un nuevo sistema, sino de devolver a las abejas la posibilidad de habitar un espacio digno. Porque una colmena bien adaptada no solo protege a la abeja: también protege al apicultor de su propio desconocimiento. Escuchar cómo reaccionan a cada estación es parte del oficio, y transformar su refugio es el primer paso para regenerar su salud.
En la apicultura natural y regenerativa, los productos de la colmena —especialmente la miel— recuperan su verdadero valor cuando se trabaja desde el respeto biológico y la coherencia con el territorio. Frente a un sistema industrial que ha devaluado la miel mediante la homogeneización, la adulteración y la sobreexplotación, este modelo propone una revalorización profunda: sustentada en prácticas honestas, en la salud real del ecosistema y en la evidencia científica.
A través de análisis de laboratorio, confirmamos la calidad diferencial de cada cosecha: estudios palinológicos que evidencian la riqueza floral silvestre; análisis fisicoquímicos que revelan altos niveles de antioxidantes, enzimas, vitaminas y compuestos volátiles propios de paisajes sanos. Esta trazabilidad nos permite poner el precio que corresponde a un producto real: sin piensos, sin mezclas, sin necesidad de aditivos ni manipulaciones.
Esta nueva praxis devuelve al apicultor la soberanía económica: ya no depende de precios impuestos por la industria ni del anonimato del mercado global. Cada tarro contiene la identidad de un territorio vivo y el reflejo de un trabajo ético y consciente. Pero además, transforma la relación del consumidor con el alimento. Cuando la miel es pura, concentrada y sin falsos añadidos, con poco es suficiente. Alimenta más, nutre mejor, y lleva a una desaceleración natural del consumo: dejamos de llenar por llenar, y empezamos a alimentarnos con sentido.
Un ejemplo vivo de esta filosofía lo encontramos en Apicula Raw Honey, un proyecto que materializa esta visión a través de la transparencia absoluta. Cada cosecha va acompañada de su análisis de laboratorio, su trazabilidad botánica y su vínculo con el paisaje. De esta manera, el consumidor no solo compra miel: accede a un conocimiento compartidoque conecta salud, biodiversidad y economía regenerativa.
Consumir este tipo de miel no es solo un acto nutricional: es un gesto cultural, ecológico y político. Regenera salud, regenera economía, regenera paisaje.
Porque entendemos que la miel es, ante todo, el alimento vital de la colonia. En nuestro modelo de apicultura natural y regenerativa, la prioridad es siempre que las abejas se abastezcan completamente antes de valorar una posible recolección. Por eso no cosechamos en primavera ni verano: porque en esas etapas las floraciones más ricas —en minerales, aminoácidos esenciales, compuestos volátiles y polen fresco— son fundamentales para la cría, la longevidad de las obreras y la regulación inmune del enjambre. Extraer miel en ese momento implicaría retirar lo más valioso justo cuando más lo necesitan.
Estudios científicos respaldan esta observación: el polen de primavera —cuando es diverso y abundante— mejora el estado fisiológico de las obreras, fortalece su sistema inmune y aumenta la producción de jalea real y reservas internas. Investigaciones como la de Mattila y Otis (2006) https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/16813288/ han mostrado que el acceso temprano a polen de calidad tiene efectos directos en la vitalidad de la colonia a largo plazo. Otros trabajos, como los publicados en Frontiers in Ecology and Evolution (2021), destacan que la riqueza nutricional de estas primeras floraciones es clave para sostener el equilibrio inmunológico y metabólico del enjambre durante toda la temporada.
Además, en las primeras floraciones de la temporada, aún no sabemos cómo evolucionará el año: puede haber sequía, bajas floraciones, desequilibrios por calor extremo o pérdida de biodiversidad. Si se cosecha anticipadamente, se toman decisiones a ciegas, generando un riesgo elevado de desnutrición y colapso.
Esperar hasta el otoño nos permite observar con claridad si ha habido excedente real, una vez cubiertas las necesidades internas. Solo en ese momento se puede decidir —con responsabilidad y criterio— si hay algo que la abeja está dispuesta a compartir. En ese punto del ciclo, la miel disponible ha cumplido ya su función vital dentro de la colmena, y lo que queda es un excedente real, madurado, más estable y complejo. En términos bioquímicos, esta miel otoñal concentra la memoria floral del año: ha pasado por múltiples floraciones, contiene trazas de minerales diversos, más propóleos, enzimas activas, y ha sido sellada con calma en panales operculados.
Pero ese valor no se construye en oposición a la miel de primavera —que es vital para la abeja—, sino gracias a que no hemos retirado lo que ellas necesitaban cuando más lo requerían.
Esta decisión, que puede parecer simple, es en realidad un gesto ético: priorizar la autonomía del enjambre, minimizar el intervencionismo y devolver sentido al acto de cosechar. La miel, cuando se recoge desde esta conciencia, no es un recurso forzado: es un regalo, un resultado del equilibrio alcanzado entre la colmena y su entorno.
Y también es una herramienta pedagógica: al comunicar con honestidad este proceso, ayudamos a los consumidores a comprender la delicadeza, la espera y el respeto que implica esta labor —una labor a menudo infravalorada o reducida a lo técnico, cuando en realidad es una de las más finas expresiones de lo agroecológico y lo simbiótico. Recolectar desde esta ética es también educar desde la práctica.
Porque no vendemos volumen, vendemos verdad. En esta apicultura no se fuerza la producción, no se alimenta con jarabes, no se tratan enfermedades con químicos, no se recolecta en primavera ni durante momentos críticos. Todo el proceso es más lento, más sensible, y está condicionado por el equilibrio real del ecosistema.
Además, realizamos análisis de laboratorio, diseñamos paisajes funcionales para sostener la salud de la colmena, trabajamos sin maquinaria intensiva y recolectamos solo si hay excedente real. Esto implica menos cantidad, pero mayor calidad nutricional, ecológica y ética.
El precio no es un capricho: es un estrato del respeto. Respeto al ecosistema que sustenta la colmena. Respeto a la salud de quien consume la miel. Y respeto a la vida de las abejas, que no son explotadas, sino acompañadas.
Este modelo también sostiene empleo verde, arraigado y digno, y abre camino a jóvenes que quieren emprender desde lo rural con sentido, sin renunciar a la profundidad ni a la autonomía.
Cuando el producto es real, con poco basta. Alimenta el cuerpo, pero también la conciencia.
Porque no requiere grandes superficies, ni maquinaria costosa, ni depender de un modelo agroindustrial. Se basa enconocimiento, sensibilidad, diseño ecológico y conexión con el entorno. Todo lo que históricamente se ha infravalorado —el cuidado, la observación, la paciencia— aquí se convierte en valor productivo real.
Es una vía de entrada accesible para jóvenes que quieren emprender con autonomía, sin endeudarse ni abandonar el campo. Y una forma de que las mujeres recuperen un lugar activo y visible en la gestión del paisaje, reconectando saber tradicional con prácticas regenerativas.
Además, esta apicultura es progresiva y multifuncional: lo que se planta para alimentar a las abejas (árboles melíferos, aromáticas, cubiertas florales) puede también dar fruto, regenerar el suelo y generar alimentos, medicinas o ingresos complementariospara quien cuida ese sistema. Es una herramienta viva que multiplica los beneficios con el tiempo: ecológicos, económicos, culturales y sociales.
Por eso no solo produce miel. Produce tejido rural, oportunidades de vida digna y sentido comunitario. Es una manera concreta de materializar el cambio de paradigma: del extractivismo a la simbiosis, del monocultivo al policultivo, del control a la confianza.
Las operaciones básicas del proceso de descorche son: abrir, trazar, ahuecar, dislocar y separar. Tradicionalmente se emplea el hacha corchera para todas ellas y también se hace uso de la burja para dislocar y separar.
Desde hace unos 25 años se introdujeron en el mercado máquinas para el descorche de los alcornoques. La primera fue desarrollada por la empresa IPLA en el año 1997. Después, la empresa COVELESS diseñó varios prototipos hasta dar con la actual máquina COVELESS 3C18, que fue testada en el proyecto GO SUBER (https://gosuber.es/).
La máquina COVELESS 3C18 realiza las operaciones de abrir y trazar con mucha precisión, ya que cuenta con un sensor capacitativo que permite detectar la capa madre, evitando así las perforaciones en esta. Además, se pueden realizar ajustes en la sensibilidad del equipo, ajustando la precisión en la detección de la capa madre a las condiciones meteorológicas presentes en el momento del rayado.
Por otro lado, existen otras innovaciones tecnológicas que son un complemento ideal para la máquina de descorche, como las tenazas corcheras eléctricas desarrolladas por CICYTEX y la empresa COVELESS. Estas tenazas sustituyen las hojas de corte de una tijera de podar eléctrica por unas lengüetas. Facilitan las operaciones de ahuecar, dislocar e incluso de separar el corcho si este se da muy bien. Simultáneamente al uso de las tenazas eléctricas, se podrá emplear para las operaciones de dislocar y separar la palanca tecnológica, desarrollada en el proyecto GO SUBER.
Bajo el marco del mismo proyecto se describieron una serie de oportunidades que ofrece la máquina COVELESS 3C18 para el sector:
Mayor calidad del trabajo de descorche
Mejor organización del trabajo de descorche
Ventajas para los sacadores
Por otro lado, la máquina y herramientas complementarias cuentan con unos puntos de mejora en los que se debe seguir trabajando:
Sin embargo, la principal dificultad con la que se encuentran la mayor parte de los potenciales usuarios de la máquina de descorche es que no hay opciones de alquiler o compra disponibles, ya que el propietario de la patente no está explotando la misma. Esta situación obstaculiza el avance en la mecanización de la saca de corcho lo que está afectando negativamente al sector corchero español y mundial.
Para más información sobre el descorche mecanizado puedes consultar la guía “Prácticas innovadoras de descorche mecanizado” por el Grupo Operativo Go Suber en el siguiente enlace:
https://gosuber.es/2022/01/08/resultado-de-divulgacion-r8-guia-de-descorche-innovador/
Debido a las características particulares de la regeneración natural del alcornoque, es necesario realizar tratamientos que propicien la instalación de nuevas plantas. Estos tratamientos son:
Para más información sobre gestión de los alcornocales puedes consultar los siguientes artículos científicos:
Montero, G., & Cañellas, I. (2003). Selvicultura de los Alcornocales en España. Silva Lusitana, 11.
Sánchez-González, M., González-Adrados, J. R., & Prades, C. (2020). Capítulo 3. El corcho. En M. Sánchez-González, R. Calama, & J. A. Bonet (Eds.), Los productos forestales no madereros en España: Del monte a la industria. Monografías INIA: Serie Forestal No 31. Ministerio de Ciencia e Innovación, Gobierno de España.
La aptitud trufera de una zona viene determinada por sus condiciones geográficas, climáticas, edáficas y bióticas.
El Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Cataluña ha delimitado las zonas potencialmente adecuadas para el cultivo de la trufa negra en Cataluña en un mapa, permitiendo identificar las zonas aptas para su cultivo y planificar un correcto desarrollo de la truficultura en Cataluña (Figura 15). Sin embargo, el mapa no puede dejar de ser una aproximación y se hace necesaria la realización a nivel de parcela de los análisis de suelo, vegetación y clima pertinente.
Consulta el mapa interactivo de Aptitud para el cultivo de trufa negra en Cataluña:
Más información:
https://repositori.udl.cat/items/ff44da42-40f6-4688-8c89-a56f65295bff
La disponibilidad de agua y su estacionalidad tienen un papel muy relevante en la truficultura. En un contexto de sequía progresiva y escasez de agua, es necesario fomentar la investigación para la optimización de las técnicas de gestión en el cultivo de la trufa negra (e.g., riego, acolchados y podas) y evitar zonas situadas en el límite del nicho ecológico en cuanto a temperaturas y precipitaciones.
Para más información, consulta el manual de Recomendaciones de gestión adaptativa de truferas al cambio climático:
La gestión forestal tiene un impacto directo sobre la diversidad de hongos. Prácticas como el aclareo, la extracción de madera o el manejo del sotobosque pueden modificar la disponibilidad de hábitats y recursos (como madera muerta o materia orgánica), afectando tanto a especies sapròfitas como micorrízicas. Una gestión que mantenga estructuras forestales heterogéneas y deje restos vegetales en el suelo favorece una mayor riqueza micológica.
Mas información en:
Manual para la gestión del recurso micológico forestal en Cataluña
Manual_itineraris_de_gestio_micologica_a_Catalunya (en catalán)
Los hongos micorrízicos establecen asociaciones simbióticas con las raíces de los árboles. A cambio de azúcares que obtienen del árbol, los hongos mejoran la absorción de agua y nutrientes del suelo (especialmente fósforo y nitrógeno), lo que incrementa el crecimiento y la resistencia de la planta frente a enfermedades o sequías.
Mas información en:
Manual para la gestión del recurso micológico forestal en Cataluña
Manual_itineraris_de_gestio_micologica_a_Catalunya (en catalán)
La producción de setas puede integrarse en la gestión forestal sostenible mediante prácticas silvícolas que favorezcan especies micorrízicas o sapròfitas de interés, como el manejo del sotobosque, el control de densidades arbóreas o la conservación de madera muerta. Así se obtiene un recurso económico adicional sin comprometer la salud del ecosistema, fomentando la multifuncionalidad del bosque.
Mas información en:
Manual para la gestión del recurso micológico forestal en Cataluña
Manual_itineraris_de_gestio_micologica_a_Catalunya (en catalán)
Cada Comunidad Autónoma regula el aprovechamiento de productos forestales no madereros de forma independiente, pero hay que tener en cuenta 3 aspectos:
En cuanto a conservación hay que considerar:
En relación con la actividad forestal:
Aspectos empresariales:
instructior ne. Cibo causae neglegentur no has per alii.
Según el órgano vegetal que se aproveche, las especies se recolectarán en un estadio fenológico o en otro y a este estadio fenológico llegan en momentos diferentes.
Si se quieren obtener aceites esenciales de la parte aérea de la planta, esta se debe recolectar cuando está florida o inicio de post-floración. Este es el caso del tomillo, el romero, la siempreviva, la santolina y el espliego.
Si el aceite esencial se obtiene de semillas, cuando estas estén maduras.
Si el órgano que se aprovecha es el fruto, como por ejemplo en el enebro, este se debe recolectar cuando está totalmente maduro. En el caso del enebro las bayas se deben secar y triturar antes de destilar con vapor de agua.
Del lentisco, se puede obtener aceite esencial a partir de destilar sus hojas y sus ramas tiernas del año. Tiene un rendimiento muy bajo. A parte, de los frutos, se obtiene un aceite vegetal mediante la molturación del fruto. Este aceite no solo tiene aplicaciones terapéuticas, sino que también se utiliza en gastronomía.
Del ciprés, el aceite esencial proviene de la destilación por arrastre de vapor de brotes tiernos, hojas y frutos.
Si se quiere obtener raíz para secar o para hacer extractos, esta se debe recolectar en otoño, cuando la planta entra en reposo vegetativo.
En Catalunya, ni la resinación (extracción de resina) o ni la recolección silvestre de aromáticas están sometidas a regulación administrativa, y solo es necesario disponer de la autorización del propietario. Estos aprovechamientos se pueden realizar sin llevar a cabo un cambio de uso, ya que son aprovechamientos de productos forestales.
Si se quiere realizar aprovechamiento forestal en un terreno agrícola, se puede considerar un terreno forestal temporal. Según la legislación forestal catalana: “se consideran como terrenos forestales temporales, con una duración mínima del turno de la especie, los terreños agrícolas que circunstancialmente son objeto de explotación forestal con especies de crecimiento rápidos”.
En el caso de terrenos agrícolas donde se quiera plantar aromáticas no hace falta pedir permiso. Como mucho hay que realizar el cambio de uso del terreno agrícola en la declaración de la DUN.
Para solicitar una autorización para la roturación de terrenos forestales con finalidad agropecuaria https://agricultura.gencat.cat/ca/tramits/tramits-temes/9293-autoritzacio-rompuda-terrenys-forestals?category=75b4fe56-a82c-11e3-a972-000c29052e2c
No hay demasiada gente que realice exclusivamente aprovechamiento de productos secundarios del bosque, a pesar de que sí que existen productores que combinan cultivos y recolección silvestre.
Puedes consultar el buscador del directorio de productores de plantas aromáticas y medicinales de Cataluña https://directori-pam.ctfc.cat/pub_productors.php, y seleccionar “recolección silvestre” en la pestaña de “Tipos de producción”.
También hay el colectivo Eixarcolant que puede darte información sobre empresas que realizan aprovechamiento silvestre, principalmente de productos comestibles. Están organizados por nodos territoriales https://eixarcolant.cat/nodes-territorials/ .
Cerca de vuestra zona, la empresa “Corremarges” está especializada en la recolección silvestre para elaborar mermeladas, salsas y condimentos. https://elscorremarges.cat/ .
También en Tarragona existe la empresa artesana “Espècies a mà” que elabora productos condimentícios procedentes de hierbas silvestres. https://especiesama.com/ .
A nivel de Catalunya, no existe ningún carné de recolector para PAM (solo para piñones https://agricultura.gencat.cat/ca/tramits/tramits-temes/7111_Llicencia-de-recollector-de-pinyes-de-pi-pinyoner?category=75c244ce-a82c-11e3-a972-000c29052e2c y trufa https://agricultura.gencat.cat/ca/tramits/tramits-temes/8727_Llicencia-per-a-la-recoleccio-de-la-tofona?category=75c244ce-a82c-11e3-a972-000c29052e2c ), pero hay que tener en cuenta algunos aspectos legales. Según (artículos 46 y 49):
Para más información: Marco normativo. Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación
Así pues, a parte del permiso del propietario forestal, sería recomendable ir a la oficina comarcal del Departament d’Agricultura, Ramaderia i Alimentació y comunicar la intención de realizar este aprovechamiento, junto con una declaración responsable donde se especifique que se realizará de forma sostenible siguiendo buenas prácticas.
De forma oficinal, solo se pueden encontrar trámites para el aprovechamiento de madera, leña, corcho y desarraigo de árboles y arbustos, pero no para PFNM.
Por otro lado, existen licitaciones para realizar aprovechamiento de productos forestales no maderables en terrenos forestales de titularidad pública: https://agricultura.gencat.cat/ca/detalls/Article/Programa-aprofitaments-2023
Existen algunas fórmulas que pueden controlar algunos aspectos relacionados con la actividad de recolección silvestre: